viernes, 30 de septiembre de 2011

I'll give anything to you


Y era la ansiedad la que parecía controlar cada movimiento de mi cuerpo. Si tomaba aire, me hacían falta esos cristalitos metiéndose por los agujeros de mi nariz. Si expulsaba aire, necesitaba sentir esa excitación propia del cristal, el feble dolor en la nariz, mismo el dulce sangrado, que lo notas pasando la lengua por el labio superior. Mas pugnaba por controlarme. Porque sabía que cuando llegase al piso allí estaría Ameliè, y me preguntaría qué me pasa, por qué estoy sudando, y seguidamente, el demoledor "¿Qué te has metido?"
Mas era ella la que estaba con ese equilibrio inestable que dejaban tras de sí las anfetaminas inyectadas en vena. Desde el punto de vista puramente hedonista, era normal que hubieses caído en aquellos placeres, sentir aquella lava ardiendo entremezclada con la sangre, arrasando bruscamente con cada resquicio de vida en los glóbulos rojos. Mas había algo que sopesaba aquella sensación: el amor hacia una musa. Esta vez se habían cambiado las tornas. Siempre eran mis musas las que me reñían a mí, y ahora yo le reñía a una de ellas. Solo pensar que su cuerpo frágil se corrompiese me producía...
Temor. Pánico. Dolor. Culpabilidad. Impotencia.
Y entonces no pude aguantarlo más. Ella, pensé, no había cavilado ni un segundo en que alguien la quería. Cogí de la tapa de mi piano la bolsa de cristal y me metí en el baño dando un portazo.

***

-¡Ville, escúchame!
-Aguanté porque te quiero.
-No tenías que hacer eso por mí.
-No quería que me vieses drogado, joder, no te lo mereces.
-¿Cómo?
-Lo que oyes. Me duele que no hayas pensado en mí.
-Pienso en ti a cada momento. Yo no quiero replicarte, Ville.No quiero presionarte, obligarte a hacer nada, hacerte llegar a este extremo.Soy imbécil.
-Voy a abrir el pestillo. Si abres la puerta, abrázame, y prométeme que no volverás a chutarte. Pero si lo haces, hazlo rápido, que parece que me va a estallar el corazón.

***

En ese momento, todo sucedió a velocidad de vértigo. La sentí entre mis brazos, pidiéndome perdón, y sin soltar su melena rubia de un manotazo liberé la tapa del váter de las rayas dispuestas de cristal.
Y nuestras lágrimas se confundían con las esquirlas


sábado, 24 de septiembre de 2011

Fragile


Siento como si a tu lado fuese frágil. ¡Será posible! He tirado de mi hermana toda mi infancia, sobrevivido a palizas, a sobredosis.
Y sin embargo llego a tu lado y siento una sensación de debilidad. Sh...No digas nada, no tienes que culparte. Nadie dijo que fuese malo debilitarse. Lo es, desde luego, si te desplomas en el duro suelo de bruces, pero no cuando te derrumbas en los brazos de alguien que sabes que tendrá para ti unas palabras de apoyo.
Y besos.
¡Quién lo diría! Pensé que nunca encontraría unos labios de tan dulce armonía. Espero que no afecte a tu masculinidad, mas cada vez que me besas siento como si miles de cristales chocasen contra mis labios produciendo su armonía caótica y a la vez tan íntimamente ordenada. Siento que cortan los cristales mas que te tengo para estirar la lengua y lamerme la sangre. Y siempre tu miembro estará dispuesto a asestarme tal si fuese una lanza que explota en miles de notas, que se van desvaneciendo.
***
-Ville, Ville ¿qué haces aquí? Es...estás empapado.
-Lo siento...
-Te noto algo raro en la voz. ¿Qué coño te has tomado?
-Lo siento...
-Abre la mano. ¡Joder, por tu puta madre, abre la mano!... Esto...son calmant...¿cuántos te has tomado?
-Lo siento...
-Eh, venga, eh, no llores. Venga, sh...No llores. Ven, acuéstate aquí...
-Alexandr...
-No digas nada.
-Te quiero...
-Ya lo sé.
-Entonces bésame.

Necesitaba volver a besarte


Te busco entre la bruma, te añoro, te persigo, te anhelo. Corres, me esquivas, mas luego me encuentras, me besas, huyes, y vuelves de nuevo a mi lado con una sonrisa y samba brasileira pululando por tus venas.
Cada movimiento semeja crucial, cada respiración, es tan dinámico, tan fuerte, tan rápido, tanto como el palpitar apresurado de mi corazón que semeja trazar un tremolo en piano para posteriormente descender en las notas sensuales de un saxofón. Y mismo cuando llega la calma nuestros cuerpos están cargados de electricidad.
Y huyes, y yo huyo, y luego te persigo cual león tras la gacela, con el mismo frenesí salvaje, la misma respiración agitada. Ah, ah, ah, el aire no me llega a los pulmones. Y cuando te atrapo te desvaneces, y cuando me atrapas, me desintegro, semeja un juego de azar en el que siempre salen los ojos de la cobra. Y tiramos, y tiramos, y tiramos, y entonces...
Se hace el silencio entre las cuatro paredes de aquel camerino improvisado de las fiestas del pueblo. Las plumas de tus aves aún están desperdigadas por el suelo, y de vez en cuando una suave brisa las alza frágilmente. Nos miramos, no directamente, a través del espejo. Un mensaje, escrito por mis propias manos. Esperas a que me acerque con un sigilo que semeja detener la armonía del mundo. ¿Y cómo una mujer tan bella podría negarle sus notas chispeantes a un artista?...
Sería imposible.

Admitir la falta de alguien no es sino síntoma de que le amas.
A veces marco su número de teléfono. A un lado, sostengo el auricular, a otro, un cigarrillo, y hablamos. Está bien, se lo noto en la voz. Mas cuánto cuesta admitir que la extraño.
***
-Ville, te echo de menos.
-Yo...yo también, Annia.
-¿Qué te pasa? Te noto extraño.
-¿Yo? No, no es nada, en serio. Seguramente será...el tiempo. Estoy muerto de calor.
-Quiero tenerte cerca, Ville.
-Me tienes cerca. ¿No me sientes?
-No...
-Cierra los ojos. No hagas trampas, ciérralos. ¿Estás cómoda?
-Sí, estoy cómoda.
-Ahora notas mi voz hablándote justo tras el oído, mi aliento colisionando contra el cabello que engarzas en él. Escuchas mi respiración tan cerca de ti que mismo notas cómo mi pecho se hincha y te toca la espalda, y luego poco a poco va menguando pesadamente. Lo notas, ¿verdad?
-Lo noto...
-Ahora coloca la mano sobre tu cuello. La mía está justo ahí bajo la tuya, acariciándolo, deslizando los dedos por encima de las venas. ¿Recuerdas que me encanta la música que produce tu sangre al fluir? Atrasa un poco la mano...Ahí está mi nuez, y se mueve suavecito ahora que estoy hablándote. La notas convulsionarse algo más fuerte al tragar saliva...Ahí está. ¿Lo notaste?
-¡Sí, o noté!
-Baja mi mano hasta mi pecho. Está cálido, está hirviendo, impropio de mí. Y concéntrate...si te estás quieta puedes notar mi corazón entre tus dedos...
-Es cierto...
-¿Lo ves? Estoy ahí contigo.

To a beautiful woman


Los vientos cálidos que acariciaban su cuerpo susurraban historias que volaban entre el pico de un majestuosa águila desde...Brasil.
Y ella me decía que por mucho que podía tocar su sueño con la misma punta de los dedos, aunque lo sentía tan cerca que mismo le causaba dolor, sabía que no sería capaz de alcanzarlo. Sus labios carnosos suspiraban, y llamaban a una fina capa de saliva para que los recubriese con suavidad. Se aferraba a mi brazo cual estandarte de hielo que siente alzarse fuerte y seguro. Entonces, me detuve. Nos quedamos frente a frente. Mis ojos se clavaron en el centro de sus negras pupilas. Sus manos de piel de café se apoyaron en mi pecho en un interrogante ademán. Deslicé mis manos por su cabello rubio y denso, y unas palabras salieron de mis labios como acordes de terciopelo:
-Un día la música de toda Europa se rigió por el pulso que marcaba la punta de mi pie. Y sé que si lo intentas todas las aves acudirán a tus brazos, y la gente se postrará ante cada movimiento de sus alas.
Saltaban chispas eléctricas entre su corazón y el mío. Había imanes que atraían sus labios en un beso...