jueves, 19 de agosto de 2010

Yksinäisyys

Me palpo el cuello suavemente. La herida profunda, cerrada por unos puntos, ya no rezuma sangre. 
Solo recuerdos. 
Autumn me mira desde el otro lado de la cama. Rehuso mirarle por un instante. No esperaba que nadie me viese así. Débil, indefenso, frágil, con un respirador que me impide hablar. Solo articulo las palabras. Puedo verlas aunque no las escuche, y veo que son rojas. 

-¿Por qué te hiciste esto, Ville?

-Por...por una persona. Le dije que no me abandonara antes de...quedar sin sentido. Él me dijo que siempre estaría conmigo. Y ahora que estoy vivo me suelta que solo quiere ser amigo mío.-muevo los labios, haciendo ademán de gritar. Posteriormente, suspiro.-Todos dicen lo mismo. Siempre me dicen eso. Luego descubren quién soy y se van.

-Sé quien eres; eres Ville Virtanen. Tocas el piano, te gusta el algodón de las ferias. -sonríe mirándome a los ojos.

-Sí, pero no es el mismo Ville Virtanen al que le murió su madre, que dejó suicidarse a su hermana, que se metió de todo lo habido y por haber, que consume alcohol y tabaco, que se mete caballo, que piensa "¿Y si yo nunca hubiese nacido?", el mismo que odia que le toquen porque escucha las cosas que siente...-suspiro.-Ese Ville Virtanen es del que todos huyen

Miro por la ventana. Las hojas del árbol que yace junto a mi ventana, comienzan a bailar a causa del viento. a veces desearía subirme a la cornisa y poder adivinar el color de su baile. Y tararear una leve música entredientes para que bailen a su son. Solo unos desagradables tubos y vías me impedían llevarlo a cabo.

Al final él se fue. Todos, todos se van. 

                                                                                    ***
Ojalá dejase Anne de llorar junto a mi cama, ojalá pudies calmarla. ¿Pero cómo se calma a alguien si no tienes voz para susurrarle que estás bien? 


- No lo vuelvas a hacer...-cerró los ojos.-¿Sabes? Si te hubieses muerto, piensas que no nos hubiese importado, pero al revés...Suicidarte, ¿de que sirve? Para hacerte daño a ti y a mas gente.

-Sirve para olvidarlo todo.-articulo, con tristeza.-Por eso mi hermana lo hizo.

-Yo pensé lo mismo al intentar...suicidarme...Pero lo único que haces es dañarte a ti mismo y a los que te aprecian.

Suspiro, oprimiéndome la camisa del pijama.

-Mira cómo me ha...dejado.-tuerzo el labio.-Al final todos se van...-vuelvo a mirar por la ventana. Algunas de las hojas todavía permanecen mirándome desde el otro lado del cristal. 

-Te quiero, mi Peter Pan.-susurra Anne con voz débil, apoyando la cabeza en mi pecho. 

-Y yo a ti, mi campanilla.-intento besarle, pero al percatarme de la mascarilla, me quedo en blanco. Ella ladea la cabeza para poder mirarme, sin dejar de abrazarme. 

Suspiro muy profundamente. Me palpo el cuello. Por alguna razón no había llegado el momento. 

-Necesito irme a Nunca Jamás contigo-le dije.- y no morirnos nunca, y poder estar juntos sin que nos hagan daño

-Tranquilo iremos al Pais de Nunca Jamás...en cuanto se pueda.

-¿Y eso cuándo será?

-Muy pronto...Tenlo por seguro.


                                                                         ***

Pasó una semana antes de que pudiese irme de aquel lugar. Mientras me abrochaba la camisa, pienso en todo lo que te dije, y todo lo que pude haberte dicho. Pienso en todo lo que podríamos haber vivido juntos. Recuerdo lo que me decías, que me querías, que era tuyo, que no me abandonarías. Trago saliva. ¿Por qué lo has hecho entonces?


Intento gritarle a la nada lo mucho que te necesito, pero mi voz escapa de mi garganta en forma de susurros entrecortados, que sugieren un angustioso adios... Ojalá no fuese para siempre. Ojalá supiese que me quieres. Ojalá supiese lo que es cierto y lo que es mentira.

Me coloco la americana, dispuesto para irme. Solo.

Miro por la ventana. Ya no hay hojas. El viento se las ha llevado.

Todas se han ido. Todas, todas se van...

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