miércoles, 11 de agosto de 2010

"Acuéstate en el fango y te despertarás en la mierda"

Me murmuro a mí mismo esas palabras mientras hago un esfuerzo por levantarme de la cama. Mis ojos carcomidos por las legañas se esfuerzan en no dejarme averiguar la hora que es, cegados por la luz de la lámpara de mi mesita. Las 11 y media. Medianoche se acerca. Siempre se suele decir que es de noche cuando las más asquerosas criaturas, engendros, desechos de la sociedad, escoria salen a las calles y se regocijan en su dolor. La prueba de eso es que yo trabajo a esa hora.

Enciendo un pitillo, saliendo de las sombras un breve instante. Me siento en la cama, en ropa interior. Siento la cabeza que me estalla, las sienes que me laten, y ese maldito reloj no ayuda. Clavo los ojos en él con odio. Maldigo el vodka, la nostalgia y las cortas, cortísimas faldas de Aileen. Quizás por eso mi corazón late ahora tan fuerte.

Una camisa blanca comienza a cubrir mis débiles costillas, mi piel frágil, mi esternón de cristal. Alejan las miradas acusadoras de mi cuerpo desnudo. Ángeles de la noche, princesas custodias de mis rotos sueños de marfil, mis musas. Solo ellas tuvieron la oportunidad de acariciar mi cuerpo, y ni siquiera pudieron acariciar todavía mi alma. Muro infranqueable de paredes gruesas, algún día harás como el roble del proverbio oriental al que le sopla el vendaval, y te derrumbarás, dejando que puedan entrar dentro y curiosear. Y herir.

"La taberna del inglés" reza el letrero de mi lugar de trabajo. Así es, un bar de mala muerte, de strippers y prostitutas, de músicos acabados, de yonkis hartos de la vida, de sicarios y asesinos. Mi bar. Me acerco a la barra, aguantando entre mis manos unas partituras, algo tembloroso. Aleen me mira fijamente, apoyando sus enhiestos senos en ella, fumando un cigarrillo, esperando que acabe pronto la noche. Al verme, quizás son imaginaciones de mi mente por falta de sueño, pero sus ojos negros se iluminan salvajemente.

-Hola, Ville.-su voz suena entusiasmada y sensual.-¿Un vozka finlandés, como siempre?

-Supongo que sí. Por no perder la costumbre.

El líquido amarronado, con reflejos ambarinos, titila en el vaso como si fuese oro. Oro que acabará convertido en vómito en cuanto llegue a casa. O quizás danzará con mi sangre, arrasando con toda plaqueta y atontando todo glóbulo. Sí, creo que necesito un trago.

-¿Y esas partituras?-la voz de Aileen suena curiosa.-¿Has compuesto algo nuevo?

-Que va, nena. Es la misma mierda de siempre.

-No es una mierda Ville, te lo he dicho.-me entrega el vaso, colocándolo en línea con su escote.

-Si tú lo dices.-murmuro. No tengo ganas de discutir. Bebo todo el contenido del vaso de un trago. Hago una leve mueca al tomarlo. Entra como fuego en el estómago.

El otro pianista del bar termina su repetitiva canción, dejando tras de sí un mar de ovaciones. Lo miro con desprecio. Cada vez que me encuentro con él, sale de dentro de mí el espíritu competitivo que me hace revalorizarme un poco más. Escupo en el suelo.

-Me toca.-murmuro, levantándome de la banqueta.

-Ville, si necesitas inspiración para esta noche...He comprado champagne de rosas. Me han dicho que sube de perlas.

-Vale, cielo, lo tendré en cuenta.-le doy un leve beso en la boca antes de encaminarme al escenario.

Miradas de envidia, miradas de expectación, observan como una figura lánguida y extremadamente delgada, embutida en una americana negra, se coloca elegantemente frente al piano, a la vez su mayor y su peor enemigo, y comienza a tocar.

Acuéstate en el fango, Ville, y despertarás en la mierda.


3 comentarios:

  1. Hey(: u.ù. ¡Me encanta, nano! Sigue escribiendo por lo que más quieras, que si no te juro que te doy ¬¬'
    Chú~~. Ya te aviso cuando ponga la mía, hasta entonces <3

    ResponderEliminar
  2. Me encanta... siguela...

    Att:Aileen

    ResponderEliminar
  3. Preciosa! Amo esta historia!!
    Por fin tengo ya la dichosa cuenta y poder comenta, jaja
    Sigue asi

    ResponderEliminar