jueves, 12 de agosto de 2010

Poika Talvi

Era una noche fría de noviembre, en la que el viento desgarraba la piel humana. La nieve yacía bajo los pies de una pálida mujer de melena castaña. Le gustaba ir al lago con su marido y deslizar los pies sobre el hielo, como otras tantas parejas en aquella época. La sonrisa en sus labios y su prominente vientre daban a entender que estaba embarazada.

De repente cayó de rodillas en la nieve. Un fuerte dolor surcaba gran parte de su abdomen. Comenzó a chillar, mientras veía que el agua salía de su sexo, se dilataba, se desgarraba. Su marido quiso llevarla al coche, pero ella le rogó que no la moviese. El resto fue empujar. Fue dolor, sudor, fueron gritos, que se perdían en medio del valle, fueron lágrimas. Él agarró aquella cabeza violácea y tiró de ella bruscamente, manchando la inmaculada nieve de sangre. Su navaja cortó de un solo movimiento el cordón umbilical, terminando con el sufrimiento.

Aquella criatura había nacido con nieve como manta y viento como nana. Ignoro qué fue lo que le hizo coger el impulso suficiente como para que sus labios sin apenas vida comenzasen a emanar chillidos. Quizás otro niño se habría resignado a atragantarse con su propio aliento, ¿por qué aquel se empeñó en luchar? Su padre le habría dejado morir, solo por no seguir escuchándole, pero fue ella quien lo envolvió con su ancha bufanda.

El camino al hospital se hizo demasiado largo. No dejo de pensar que un minuto más metidos en aquel coche y aquella criatura estaría muerta. Con el primer vistazo que le echó el médico, fue capaz de identificar los síntomas: "Hipotermia". Aquel niño, con los labios azulados y las manos gélidas, fue arrebatado de su madre para intentar que entrase en calor.

27 años después, aún sigue teniendo frío.

                                                                       ***

-Según mi madre, fue un milagro.-me encojo de hombros, mientras se lo cuento.-Yo a veces desearía haberle entregado mi vida al invierno. 

 Anne escuchó toda la historia con atención. Al decir aquella frase, se tornó en ternura.

-Ni se te ocurra. Tu vida está aquí.-me palpa el corazón.-Conmigo.

Deslizo la mirada hacia su mano.

-Contigo.

A todo hijo del invierno le llega su primavera. 

[Photo by bussykT]

4 comentarios:

  1. Te quiero mucho, encanto...
    Tu historia es apasionante...
    Aqui sabes que tendrás siempre un par de oídos que te escuchen, unos labios que te besen y una voz que te apoye...
    Ya lo sabes...

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  2. Lucía ,tu secreta admiradora.13 de agosto de 2010, 19:28

    No me cnoces,pero admiro tu música,es preciosa, lo juro.Tu historia es algo trágica y triste ,pero enternecedoramente bella.Espero conocete algún día, pero primero debo vencer algunos prejuicios que tengo conmigo misma, que me impiden liberar mi alma por completo.Pero quiero que sepas que siempre estoy pensando en tí, y que de alguna manera estoy cerca aunque tuyo.

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  3. Me encanta, en serio, esta me ha matado. Sigue así, sabes que tu blog me anima.
    Att.Alice Kershaw.

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