viernes, 1 de julio de 2011

I'll tell you how much you have hurt me

-¿Quieres saber lo que pienso de ti? Que fuiste un lastre. Sí, que pudiste dármelo todo y no me diste nada. Deberías haberme querido, ¿es tanto pedir? Pero no querido ahora, que tengo toda la pasta y el reconocimiento con el que puede soñar un mortal. Tenías que haberme querido siempre, en todo momento, fuese o no un fracasado. No vale querer solamente al Ville que toca en teatros de toda Europa llenos de entendidos, debiste querer a aquel que tocaba en la calle lleno de frío y de hambre, ganando dos putas perras, y no haberle hecho sentir un inútil. ¿Y qué me dices del Ville que solo tenía cinco años, o cuatro? ¿Te acuerdas de él? ¡Debías haberme liberado de mi padre! ¡Joder, me la suda lo comida que te tuviese la cabeza, como siempre dices, con tal de que me echases agua oxigenada en las putas heridas en lugar de irte detrás de él como un perro faldero! Las cicatrices que me dejasteis por fuera no se van a borrar nunca, pero las que están por dentro aún escuecen, aún me duelen hoy en día. Y fue tan culpable él por darme de hostias como tú por permitirlo.

-Ville…yo te salvé… 

-Ah, ese es tu argumento de mayor peso, ¿no? Siempre me lo recriminas, día tras día, noche tras noche, diga lo que diga y haga lo que haga. ¿Quieres que te diga por qué me salvaste? Porque alguien encontraría mi cuerpo en la nieve y se lo dirían a la pasma, y ellos sabrían que era tu hijo. Y no podrías vivir en la cárcel, ahí no hay televisión de plasma ni tarjetas de crédito, te volverías loca. El único que fue capaz de sobrevivir aquel día fui yo, que no quiero ni pensar el tormento que pasé pugnando porque mi corazón siguiese latiendo desde que me escupiste de dentro hasta que llegamos al hospital, pero nunca lo reconoces, dices que el mérito fue tuyo, y te pintas como una mártir. Sé que si fueses la señora Niemi, me habrías tratado mejor durante toda mi vida, me habrías salvado sin pedirme nada a cambio, ni lujos, ni pasta, ni nada. No quiero que me pidas perdón, ¿sabes? Porque ahora ya es demasiado tarde, y si me hubieses cuidado como una buena madre, sé que  no tendría nada que perdonarte. Al menos mi Anja pudo tener una madre mejor que yo. Ignoro por qué, ignoro si te contagió papá su odio como a un bicho infesto, lo ignoro. Pero ahora no pretendas que me trague tus disculpas, puta frustrada, haber cuidado a ese niño cuando pudiste.

Me di la vuelta apresurada y bruscamente. Notaba los músculos tensos, la piel del rostro tirante, los dientes apretados, rechinando, queriendo quebrarse unos a los otros, el corazón liándose a golpes contra mis costillas, los jadeos en mi pecho descontrolados. Quise suspirar aliviado y no pude. Quise llorar y no pude.

-¿Te has quedado a gusto, Ville?

-No.-murmuro, dándole todavía la espalda. No quería volver a mirarla mientras los ojos se me encharcaban de lágrimas de bilis ácida.-Porque no te imaginas cuantísimo daño me hace decirte todo esto. Preferiría decirte que eres la mejor madre del mundo, que te echaré de menos y que te adoro, pero no puedo…No puedo.

Me encamino entonces hacia la puerta de la habitación. Necesitaba respirar, tomar el aire, fumarme un cigarro, relajarme. El hospital se me quedaba pequeño.

-Minä rakastan sinua, poika.

Y la puerta se cerró en estentóreo portazo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario