viernes, 10 de septiembre de 2010

Azul

La seguí, a lo largo del pasillo de su casa, completamente a oscuras. Abrió la puerta de una habitación, haciendo que ambos nos metiésemos dentro. Me mandó ponerme de rodillas y gatear junto a ella. En medio de la espesa negrura de la noche pude palpar unas sábanas, quizás paños de seda, al menos suaves, que colgaban del techo. De repente, presionó un interruptor, haciendo que se prendiesen miles de lucecitas, que se extendían a lo largo de aquellas sábanas. Bajo nosotros, cojines y almohadas blancas para acomodarnos. La miré, impresionado.

-¿Qué es esto?

-Mi escondite.

Hizo presión sobre uno de mis hombros, intentando que me acostase. Lo hice, mirando al techo, coronado de bombillitas blancas. Autumn se tumbó a mi lado, ladeando su cabeza para juntarla con la mía.

-Son wishing stars.-aclaró, hablando de las luces.

-¿Estrellas de los deseos?

-Ahá. Siempre pido un deseo por cada una de ellas.

-¿Y se cumplen?-alcé una ceja.

-Uno se ha cumplido. El otro creo que también.

-No te preguntaré cuáles son.-le miré de reojo.-Prefiero asegurarme de que primero se cumplen.-reí leve, con aquella risa entrecortada y mismo inquietante que me caracterizaba.

-Me encanta cuando te ríes.-restregó su mejilla contra la mía, mimosa.

-Es horrible.-me abstuve de seguirme riendo, algo avergonzado.

-No, no lo es.-arrugó la nariz.

-No la oíste bien entonces.

-La oí perfectamente. Mira, yo tengo un acento inaguantable-hablaba con un marcado acento inglés.-y no por eso dejaré de hablar.

-No es inaguantable.-la corregí.-Será por acento. Pronuncio las erres como un motor diesel arrancando, no sé si lo has notado.

Colocó su cabeza sobre mi pecho, mimosa, cerrando los ojos. Se acurrucó hasta dar con el sitio más cómodo, quizás donde no pudiese sentir sobresalir mi esternón.

-A mí me gusta, te vibra la garganta cuando lo haces.-la palpó con una mano, justo encima de la nuez. Sus caricias azules me hicieron estremecerme por un momento.

-Mierda.

Esta vez, hasta yo la sentí vibrar por la indignación. Autumn se rió levemente, al ver su comentario reafirmado. Una de sus sienes volvió a empujar contra mi pecho, buscando descanso. Al encontrarlo, se quedó completamente inmóvil, con los ojos cerrados. Acaricié su melena pelirroja, de un color más oscuro que el de Christine, mientras escuchaba su voz.

-¿Qué colores ves?

Sonreí. Desde que se había enterado de mi sinestesia, no dejaba de preguntármelo. Era la primera vez que veía a alguien tan entusiasmado por aquella enfermedad y que no llevaba bata blanca.

-Azul.-susurré, sin pensarlo dos veces.-Sale de aquí.-señalé mi corazón sin llegar a tocar el lugar donde estaba.

Ella, con los ojos todavía cerrados, se concentró en escucharlo, en asimilar sus latidos y poder sonsacarles aquellos matices de color. Una sonrisa surcó sus labios.

-Yo también noto el azul.-murmuró.-Lo noto.

-¿Y cómo suena?

-Como esa canción a la que no le sabes en nombre, pero cada vez que la oyes sonríes y la tarareas, y cuando acaba deseas volver a oírla.

Dejé que mis párpados se bajasen, sumiéndome en la oscuridad. Seguía sintiendo contra mi pecho un incesante azul. Un ápice de alegría me sobrevino cuando lo comparaste con una melodía sin nombrar. Supe cuál era aquella sensación, y no pude evitar sonreír como ella lo hacía. “Cuando acaba” rememoré. Algún día se acabaría, algo, alguien le daría fin. Inevitablemente no pude dejar de pensar que seguiría sonando mientras fuese tan, tan azul. 


[Photo by Two Tikets of DA]

No hay comentarios:

Publicar un comentario